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Pregunta al experto: Cómo ganar metros incorporando un espacio exterior
Desde cerrar una terraza hasta crear una extensión o un espacio independiente del resto de la vivienda, las opciones son múltiples.
J. C. Galindo
26. April 2016
Aunque parezca un tópico, sean cuales sean las dimensiones de una vivienda, al final siempre se nos acaba haciendo pequeña. Más aún si se trabaja en casa, se tienen aficiones que requieren metros para su práctica o si de repente se dan determinadas circunstancias personales que nos obligan a disponer de una habitación adicional. La solución, en caso de tener un patio interior, un jardín o incluso una terraza amplia, pasa por hacer habitables estas superficies a menudo desaprovechadas, sobre todo en climas extremos o en emplazamientos urbanos con mucho ruido y contaminación. No obstante, una obra de este tipo requiere una cierta inversión, por lo que son bastantes los aspectos que hay que considerar antes de embarcarse en ella, razón por la que hemos pedido a tres expertos del sector que nos despejen las principales dudas que surgen al enfrentarse a un proyecto de este tipo.
Expertos consultados:
Carles Rodríguez, director de Global Projects
Ángel Ripoll, marketing & communication manager de Technal
Josep Ferrer, project manager de Ecospace
Expertos consultados:
Carles Rodríguez, director de Global Projects
Ángel Ripoll, marketing & communication manager de Technal
Josep Ferrer, project manager de Ecospace
Son muchas las razones que pueden llevarnos a valorar la posibilidad de ampliar la superficie de la vivienda ganando terreno al exterior. Sin embargo, como muy bien apunta Ángel Ripoll, director de marketing y comunicación de Technal, “suelen responder básicamente a dos premisas: cuando se dispone de un espacio abierto a la intemperie que solo usamos durante una época del año (por cuestiones climatológicas) o casi nunca (debido a la contaminación sonora y/o del aire) y del que desearíamos disfrutar más; o, simplemente, cuando nos falta espacio en el interior construido”.
Josep Ferrer, project manager de Ecospace, apunta otra posibilidad, la de “ganar un espacio adicional para desarrollar alguna actividad que no interfiera en el uso diario de la vivienda principal, como puede ser un estudio de trabajo, una zona de invitados, un espacio de ocio, un taller o un gimnasio”.
Josep Ferrer, project manager de Ecospace, apunta otra posibilidad, la de “ganar un espacio adicional para desarrollar alguna actividad que no interfiera en el uso diario de la vivienda principal, como puede ser un estudio de trabajo, una zona de invitados, un espacio de ocio, un taller o un gimnasio”.
Una de las primeras cuestiones que se plantean en el momento de considerar la posibilidad de incrementar la superficie interior de una vivienda es la cantidad de metros cuadrados que requiere una obra de este tipo. O, lo que es lo mismo, ¿a partir de qué superficie resulta aconsejable embarcarse en una obra así? “Dependerá del uso que se le quiera dar y de la superficie exterior disponible”, apunta Carles Rodríguez, director general de Global Projects, quien no obstante añade que “personalmente, no lo plantearía si no pudiera ganar un mínimo de 20 metros cuadrados y me quedaran un mínimo de otros 20 de espacio exterior. De todas maneras, cada casa es un mundo y no hay reglas fijas, aunque lo ideal es dejarse aconsejar por un profesional que te pueda orientar en cuanto a diseño y construcción”. Coincide con él Ángel Ripoll, puntualizando que “cuanto más pequeña sea la superficie, mayor será la repercusión del coste por metro cuadrado”.
Desde Ecospace, Josep Ferrer explica que sus construcciones prefabricadas pueden ser “tan grandes o pequeñas como se desee. El estudio más pequeño de nuestro catálogo es el modelo Workpod (espacio de trabajo) con unas medidas exteriores de 2,50 m x 1,90 m y una superficie de 4,75 metros cuadrados.
Cerramientos: ¿Perdemos una terraza o ganamos una habitación?
Desde Ecospace, Josep Ferrer explica que sus construcciones prefabricadas pueden ser “tan grandes o pequeñas como se desee. El estudio más pequeño de nuestro catálogo es el modelo Workpod (espacio de trabajo) con unas medidas exteriores de 2,50 m x 1,90 m y una superficie de 4,75 metros cuadrados.
Cerramientos: ¿Perdemos una terraza o ganamos una habitación?
El uso que se hará del espacio es, como se ha visto, determinante a la hora de evaluar un emplazamiento y la inversión que requerirá. Carles Rodríguez asegura al respecto que lo más solicitado son “ampliaciones de superficie de salones y comedores, además de habitaciones adicionales, que siempre vienen bien”.
Por su parte, Ángel Ripoll asegura que “el cerramiento total de balcones o parcial de terrazas en plantas bajas o áticos es lo más habitual en la ciudad, sobre todo porque los espacios abiertos en zonas urbanas de alta densidad se usan muy poco como consecuencia del alto nivel de ruido y de contaminación. Además, el suelo construido es muy caro y a las familias siempre les viene bien algunos metros cuadrados adicionales de uso intensivo: desde ganar una zona de lectura en el balcón, a unos metros para amueblar y ampliar una habitación”, asegura.
El director de marketing de Technal añade que “en las viviendas unifamiliares la aplicación es distinta: normalmente se desea disfrutar de las vistas exteriores y del jardín, pero resguardados del viento, de la lluvia, del frío o del calor”.
Y Josep Ferrer, de Ecospace, apunta una solución que puede resultar muy útil cuando no se acaba de tener claro el proyecto o no se dispone de todo el presupuesto necesario al inicio: la posibilidad de ir ampliando estos anexos si se opta por el “sistema modular flexible de una construcción prefabricada”.
Por su parte, Ángel Ripoll asegura que “el cerramiento total de balcones o parcial de terrazas en plantas bajas o áticos es lo más habitual en la ciudad, sobre todo porque los espacios abiertos en zonas urbanas de alta densidad se usan muy poco como consecuencia del alto nivel de ruido y de contaminación. Además, el suelo construido es muy caro y a las familias siempre les viene bien algunos metros cuadrados adicionales de uso intensivo: desde ganar una zona de lectura en el balcón, a unos metros para amueblar y ampliar una habitación”, asegura.
El director de marketing de Technal añade que “en las viviendas unifamiliares la aplicación es distinta: normalmente se desea disfrutar de las vistas exteriores y del jardín, pero resguardados del viento, de la lluvia, del frío o del calor”.
Y Josep Ferrer, de Ecospace, apunta una solución que puede resultar muy útil cuando no se acaba de tener claro el proyecto o no se dispone de todo el presupuesto necesario al inicio: la posibilidad de ir ampliando estos anexos si se opta por el “sistema modular flexible de una construcción prefabricada”.
Los materiales en los que se realizará el nuevo espacio de la vivienda sería el siguiente punto que hay que considerar. El director general de Global Projects opina que “aunque siempre es interesante aprovechar al máximo el espacio que ofrece un patio o terraza, se deben respetar las proporciones y la estética de los cerramientos para que el conjunto tenga una coherencia con el resto del inmueble”.
Carles Rodríguez tiene clara cuál es la premisa principal: “Dependerá de la estética de fachada y el paisajismo de los exteriores, aunque generalmente lo más habitual es trabajar con aluminio o madera, ya que con ambos sistemas constructivos se puede lograr solidez, aislamiento térmico y una estética integrada. Obviamente, también se puede plantear la ampliación con obra tradicional, pero generalmente se tiende a trabajar con estructuras más esbeltas, que carguen menos el edificio y con las que no se pierdan tantos grosores en paredes”.
En qué fijarse al elegir un cerramiento
Carles Rodríguez tiene clara cuál es la premisa principal: “Dependerá de la estética de fachada y el paisajismo de los exteriores, aunque generalmente lo más habitual es trabajar con aluminio o madera, ya que con ambos sistemas constructivos se puede lograr solidez, aislamiento térmico y una estética integrada. Obviamente, también se puede plantear la ampliación con obra tradicional, pero generalmente se tiende a trabajar con estructuras más esbeltas, que carguen menos el edificio y con las que no se pierdan tantos grosores en paredes”.
En qué fijarse al elegir un cerramiento
Ángel Ripoll coincide con esta opinión, haciendo especial hincapié en el aluminio. “En cuanto a estructura, el aluminio es el material más usado por su ligereza, aunque también existen soluciones con madera, PVC o acero. Si estamos cerrando parte de un jardín, no tendremos problemas de peso, pero si hablamos de una terraza debemos tratar con materiales ligeros para no sobrepasar las cargas de uso para las que fue dimensionado el forjado”.
Las ventajas de este material no acaban aquí, como se encarga de explicarnos él mismo. “Su rapidez de instalación resulta fundamental cuando se trata de una vivienda habitada, a lo que se añade el hecho de que los elementos que forman los cerramientos se pueden subir con grúa en módulos relativamente grandes o por la escalera en módulos más pequeños. Su construcción en seco evita la aparición de humedades y no requiere tiempo de secado”.
Por último, no hay que olvidar que, al tratarse de cerramientos de espacio inicialmente abiertos, el vidrio suele ser el verdadero protagonista ya que “es el único material que protege de las inclemencias pero no obstaculiza las vistas ni la entrada de luz”, concluye Ángel Ripoll.
Las ventajas de este material no acaban aquí, como se encarga de explicarnos él mismo. “Su rapidez de instalación resulta fundamental cuando se trata de una vivienda habitada, a lo que se añade el hecho de que los elementos que forman los cerramientos se pueden subir con grúa en módulos relativamente grandes o por la escalera en módulos más pequeños. Su construcción en seco evita la aparición de humedades y no requiere tiempo de secado”.
Por último, no hay que olvidar que, al tratarse de cerramientos de espacio inicialmente abiertos, el vidrio suele ser el verdadero protagonista ya que “es el único material que protege de las inclemencias pero no obstaculiza las vistas ni la entrada de luz”, concluye Ángel Ripoll.
Junto con el aluminio, el PVC y el acero, la madera es el otro material estrella para la construcción de anexos o auxiliares a la vivienda. No solo es un material natural y sostenible, sino que ofrece excelentes propiedades constructivas, por no hablar de su comportamiento en términos de eficiencia energética. Si a ello le añadimos el auge de las construcciones prefabricadas en este material, no es de extrañar que sea una de las opciones al alza.
Quizás la ventaja más destacable de este tipo de ampliaciones es la rapidez del proceso. Y es que, tal y como aounta Josep Ferrer, de Ecospace, “un estudio estándar se puede disfrutar entre ocho y doce semanas después de confirmar el pedido, mientras que el tiempo medio de instalación de una estructura de este tipo, dependiendo de las condiciones del lugar, es de aproximadamente cinco días”.
Casas de madera: Sus ventajas y falsos mitos, según tres expertos
Quizás la ventaja más destacable de este tipo de ampliaciones es la rapidez del proceso. Y es que, tal y como aounta Josep Ferrer, de Ecospace, “un estudio estándar se puede disfrutar entre ocho y doce semanas después de confirmar el pedido, mientras que el tiempo medio de instalación de una estructura de este tipo, dependiendo de las condiciones del lugar, es de aproximadamente cinco días”.
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Aunque es cierto que el espacio ganado es el principal aliciente a la hora de acometer una reforma de estas características, no lo es menos que la perspectiva de largas y engorrosas obras es uno de sus principales obstáculos. Por esta razón preguntamos a los expertos sobre el tiempo que requieren las obras y lo que implican para los habitantes de la vivienda.
“Una ampliación de este tipo implica varios trabajos: primero, el acondicionamiento del exterior para poder implantar los cerramientos del nuevo espacio; a continuación se construyen los cerramientos y, por último, se realiza el acondicionamiento del espacio: instalaciones, enyesado de paredes, falsos techos, pavimentos, zócalos, pintura… Esto suele implicar entre una y tres semanas de trabajos”, explica Carlos Rodríguez que matiza que “no suelen necesitar que los habitantes se muden temporalmente, dado que las obras se realizan en el exterior.”
Ángel Ripoll reduce la duración de las obras a “menos de una semana”, siempre y cuando se realicen con “módulos ya prefabricados y fáciles de ensamblar con tornillería y no haya trabajos de albañilería que generen polvo, humedades o ruido. Más allá del espacio necesario para trabajar y poder mover los módulos –lo que puede suponer la necesidad de vaciar la estancia o apartar los muebles– no alterará la vida del usuario o lo hará levemente”, asegura.
Por su parte, Josep Ferrer añade que, en el caso de las construcciones prefabricadas de Ecospace, “en la mayoría de los terrenos la cimentación de los estudios es relativamente sencilla. Los módulos de Ecospace se apoyan sobre bases de acero regulables, fijadas a unas zapatas prefabricadas de hormigón armado situadas sobre una sub-base compactada. En otras palabras, no es necesario poner patas arriba el jardín”, finaliza.
“Una ampliación de este tipo implica varios trabajos: primero, el acondicionamiento del exterior para poder implantar los cerramientos del nuevo espacio; a continuación se construyen los cerramientos y, por último, se realiza el acondicionamiento del espacio: instalaciones, enyesado de paredes, falsos techos, pavimentos, zócalos, pintura… Esto suele implicar entre una y tres semanas de trabajos”, explica Carlos Rodríguez que matiza que “no suelen necesitar que los habitantes se muden temporalmente, dado que las obras se realizan en el exterior.”
Ángel Ripoll reduce la duración de las obras a “menos de una semana”, siempre y cuando se realicen con “módulos ya prefabricados y fáciles de ensamblar con tornillería y no haya trabajos de albañilería que generen polvo, humedades o ruido. Más allá del espacio necesario para trabajar y poder mover los módulos –lo que puede suponer la necesidad de vaciar la estancia o apartar los muebles– no alterará la vida del usuario o lo hará levemente”, asegura.
Por su parte, Josep Ferrer añade que, en el caso de las construcciones prefabricadas de Ecospace, “en la mayoría de los terrenos la cimentación de los estudios es relativamente sencilla. Los módulos de Ecospace se apoyan sobre bases de acero regulables, fijadas a unas zapatas prefabricadas de hormigón armado situadas sobre una sub-base compactada. En otras palabras, no es necesario poner patas arriba el jardín”, finaliza.
Otra cuestión que siempre plantea muchas dudas es la de los permisos de obras. “Al tratarse de un aumento de superficie de vivienda, un arquitecto deberá realizar un proyecto que justifique la actuación y solicitar la licencia de obras que corresponda según el municipio (generalmente se considera obra mayor) así como el permiso de los vecinos, en caso necesario”, asegura Carles Rodríguez.
Así lo ratifica Ángel Ripoll, quien puntualiza que “si se trata de una vivienda unifamiliar, evidentemente no hace falta pedir permiso a la comunidad de vecinos, pero si se trata de un bloque de viviendas es totalmente necesario comunicarlo a la junta de propietarios tal y como se establece en la Ley 49/1960 sobre la propiedad horizontal. Si no se hiciera, cualquier vecino podría denunciarnos por la vía civil”. Y añade que, en lo que se refiere a la licencia municipal, en la práctica “la mayoría de propietarios no la solicitan. Dependiendo de cada municipio, las infracciones administrativas prescriben a los cuatro años y habitualmente las autoridades no actúan de oficio ante este tipo de obras, salvo que exista una denuncia interpuesta”.
En su caso, Josep Ferrer explica que los permisos “dependen del tamaño, el uso y la normativa de cada municipio pero, para salir de dudas, siempre recomendamos que los clientes soliciten un informe urbanístico en el ayuntamiento donde se tiene pensado instalar el anexo. En cualquier caso, los estudios anexos a una edificación existente pueden a menudo llegar a instalarse con una simple notificación”.
Así lo ratifica Ángel Ripoll, quien puntualiza que “si se trata de una vivienda unifamiliar, evidentemente no hace falta pedir permiso a la comunidad de vecinos, pero si se trata de un bloque de viviendas es totalmente necesario comunicarlo a la junta de propietarios tal y como se establece en la Ley 49/1960 sobre la propiedad horizontal. Si no se hiciera, cualquier vecino podría denunciarnos por la vía civil”. Y añade que, en lo que se refiere a la licencia municipal, en la práctica “la mayoría de propietarios no la solicitan. Dependiendo de cada municipio, las infracciones administrativas prescriben a los cuatro años y habitualmente las autoridades no actúan de oficio ante este tipo de obras, salvo que exista una denuncia interpuesta”.
En su caso, Josep Ferrer explica que los permisos “dependen del tamaño, el uso y la normativa de cada municipio pero, para salir de dudas, siempre recomendamos que los clientes soliciten un informe urbanístico en el ayuntamiento donde se tiene pensado instalar el anexo. En cualquier caso, los estudios anexos a una edificación existente pueden a menudo llegar a instalarse con una simple notificación”.
Realizar un cerramiento exterior para ganar un espacio habitable requiere de una cierta inversión, por lo que conviene solicitar más de un presupuesto a diferentes profesionales. Los tres expertos consultados nos han facilitado las siguientes cifras orientativas. “A partir de 10.000-12.000 € + IVA viene a costar un cerramiento exterior bien ejecutado y con buen aislamiento, a lo que habría que añadir el acondicionamiento del espacio, que cuesta a partir de 5.000-6.000 € + IVA”, dice al respecto Carles Rodríguez, de Global Projects.
“Dependerá de la composición del cerramiento”, matiza Ángel Ripoll, de Technal, quien
detalla dos ejemplos diferentes: “Un cerramiento de balcón en el que tengamos cubierta existente y solo necesitemos cerrar una superficie de 2,5 m de altura x 1 m de profundidad y 3 m de largo (lo que significaría ganar 3 metros cuadrados de suelo útil y hacer 10 metros cuadrados de cerramiento) podría suponer de 1.000 a 1.200 €/m2 de planta, en función de los materiales (cerramiento y protección solar). Por otra parte, un cerramiento que precise techo y que no tenga paredes laterales, necesitaría formar una U de 2,5 m de altura x 2 m de profundidad y 3 m de largo (lo que significaría ganar 6 metros cuadrados de suelo útil y hacer 23,5 metros cuadrados de cerramiento incluyendo el techo) supondría de 1.300 a 1.500 €/m2 de planta, en función de los materiales”. Y añade que “cuanta mayor superficie tengamos, menor será la repercusión del coste por metro cuadrado”.
Por su parte, Josep Ferrer explica que “el precio de nuestros estudios estándar están alrededor de los 10.900 € de los Workpods, para una superficie de 4,75 metros cuadrados completamente equipados. A este precio habría que añadir el transporte, el acondicionamiento del terreno y el IVA correspondiente”.
“Dependerá de la composición del cerramiento”, matiza Ángel Ripoll, de Technal, quien
detalla dos ejemplos diferentes: “Un cerramiento de balcón en el que tengamos cubierta existente y solo necesitemos cerrar una superficie de 2,5 m de altura x 1 m de profundidad y 3 m de largo (lo que significaría ganar 3 metros cuadrados de suelo útil y hacer 10 metros cuadrados de cerramiento) podría suponer de 1.000 a 1.200 €/m2 de planta, en función de los materiales (cerramiento y protección solar). Por otra parte, un cerramiento que precise techo y que no tenga paredes laterales, necesitaría formar una U de 2,5 m de altura x 2 m de profundidad y 3 m de largo (lo que significaría ganar 6 metros cuadrados de suelo útil y hacer 23,5 metros cuadrados de cerramiento incluyendo el techo) supondría de 1.300 a 1.500 €/m2 de planta, en función de los materiales”. Y añade que “cuanta mayor superficie tengamos, menor será la repercusión del coste por metro cuadrado”.
Por su parte, Josep Ferrer explica que “el precio de nuestros estudios estándar están alrededor de los 10.900 € de los Workpods, para una superficie de 4,75 metros cuadrados completamente equipados. A este precio habría que añadir el transporte, el acondicionamiento del terreno y el IVA correspondiente”.
Más allá de los metros ganados y los materiales empleados, todos los expertos consultados coinciden en la importancia de poner especial atención en cuestiones como el aislamiento térmico o acústico del cerramiento, “para no acabar viviendo en un iglú”, como asegura con una nota de humor Carles Rodríguez “o tener que sufrir el molesto choque del agua contra una cubierta de chapa, por ejemplo. Hay soluciones para evitar esto y conviene informarse bien”.
Ángel Ripoll, tras puntualizar lo imperativo de asegurarnos de que el cerramiento será estanco al agua y que mantendrá los niveles de confort térmico y acústico adecuados al uso que deseemos darle, hace una interesante reflexión: “Los propietarios que se planteen realizar una ampliación de este tipo deberían preguntarse: ¿Durante cuánto tiempo voy a utilizarlo? Probablemente años. Razón por la que hay que informarse en profundidad y no fiarse de quien no pregunte, por ejemplo, por el uso que se desea hacer del espacio antes de hacer un presupuesto, o de quien no explica cómo evacuará el agua, qué nivel de ruido va a atenuar, qué comportamiento térmico va a conseguir, etc. Si no resuelven estos temas, entre otros, habremos hecho una mala inversión”, asegura, para acabar aconsejando “dividir el valor de las ofertas por el número de años que se piensa utilizar el espacio antes de tomar una decisión”.
Por último, Josep Ferrer propone tener en cuenta cuestiones como la eficiencia energética del sistema: la iluminación y la calefacción de bajo consumo, los aislamientos de alto rendimiento y las ventanas con doble acristalamiento, sin olvidar la posibilidad de la integración de energías renovables”.
Cómo conseguir el mejor aislamiento térmico en casa
CUÉNTANOS…
¿Te has planteado ampliar tu casa ganando terreno al exterior? Comparte tu experiencia con nosotros y sube una foto en los comentarios para que podamos verlo.
Ángel Ripoll, tras puntualizar lo imperativo de asegurarnos de que el cerramiento será estanco al agua y que mantendrá los niveles de confort térmico y acústico adecuados al uso que deseemos darle, hace una interesante reflexión: “Los propietarios que se planteen realizar una ampliación de este tipo deberían preguntarse: ¿Durante cuánto tiempo voy a utilizarlo? Probablemente años. Razón por la que hay que informarse en profundidad y no fiarse de quien no pregunte, por ejemplo, por el uso que se desea hacer del espacio antes de hacer un presupuesto, o de quien no explica cómo evacuará el agua, qué nivel de ruido va a atenuar, qué comportamiento térmico va a conseguir, etc. Si no resuelven estos temas, entre otros, habremos hecho una mala inversión”, asegura, para acabar aconsejando “dividir el valor de las ofertas por el número de años que se piensa utilizar el espacio antes de tomar una decisión”.
Por último, Josep Ferrer propone tener en cuenta cuestiones como la eficiencia energética del sistema: la iluminación y la calefacción de bajo consumo, los aislamientos de alto rendimiento y las ventanas con doble acristalamiento, sin olvidar la posibilidad de la integración de energías renovables”.
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